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VIRGINIA YAGÜE

Autora, guionista y cineasta. Así se define Virginia Yagüe, quien además es la actual presidenta de la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA) y vicepresidenta de DAMA (Derechos de Autor de Medios Audiovisuales). Reconocida, como ella misma explica, en la política de Rafael Azcona, "del novelista o el escritor encubierto", nos confiesa que su vocación nació a raíz de ciertas aptitudes y facilidades, pero que nunca estuvo en la dirección.

Hablando sobre sus años de formación, igual que muchas de sus compañeras y compañeros, ha vivido la falta de referentes femeninos: "Autoras ha habido,

pero han sido sistemáticamente obviadas o invisibilizadas". Esta ausencia en el relato, se traslada al cine, afectando directamente a las actrices. Las cuales, tal y como nos explica Virginia, en ocasiones no se ven reconocidas en muchos de los papeles que les llegan.

"Pertenecemos a un sector teóricamente progresista donde la igualdad está conseguida" dice Virginia. Sin embargo, las mujeres deben hacer un triple esfuerzo, ya que al no haber un sistema igualitario en general, la industria cinematográfica se encuentra capitalizada mayoritariamente por hombres que ocupan los altos cargos encargados de la toma de decisiones. Pero, ¿de qué manera influye esto?

 

Virginia Yagüe ve una clara relación directa entre esta situación y el contenido y mensaje que nos llega. Sin embargo, como ella misma afirma, no se trata de un lobby formado por hombres que decide discriminar unos proyectos u otros según el género, es "un hábito adquirido que debemos romper". El problema, es que al tratarse de una estructura sentada durante décadas, es muy difícil de vulnerar.

Hablando sobre acontecimientos más recientes, como ha sido que de los 12 proyecto que apoyará este año Televisión Española, no haya ninguno dirigido por una mujer, se muestra tajante: "Una televisión pública no puede permitirse hacer una selección en la que no haya mujeres por una cuestión de responsabilidad". Además, nos explica que acceder a las ayudas que concede el Instituto de Cinematografía, ya que, antes del punteo, hay una frontera presupuestaria que muchas mujeres no consiguen sobrepasar debido a que el presupuesto que manejan, es en su mayoría menos de la mitad del que recae sobre un hombre.

 

Confiesa sentir un "respeto muy concreto por el movimiento asociativo", así no es de extrañar encontrarla al frente de CIMA. Reconoce que este compromiso, como el que mantiene con los autores (DAMA), es totalmente personal, ya que se trata de dos cargos asumidos de forma vocacional. Respecto a la labor que realiza la primera, destaca las "líneas de acción" para la visibilidad al trabajo de las mujeres dentro de la industria, así como conseguir situaciones de equilibrio a través de medidas activas. 

 

Por último, nos deja un consejo para las generaciones futuras de mujeres que tengan ganas de introducirse en la industria: "Que lo hagan". Considera que, por todas las trabas que una puede encontrar en el camino, es muy fácil tirar la toalla, pero desea que el enfoque sea positivo y deja claro que el "motor vocacional", así como la voluntad, son muy importantes. 

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